Vamos a partir de la premisa de que la vida, en general, es simple. Es decir, unos disfrutan de más “facilidades” que otros pero en definitiva la vida, sin más, es simple. Aún y así, muchos piensan que la vida es complicada y que cada día es un reto, una superación o la búsqueda de una solución a cada pequeña o gran preocupación o problema que tenemos.
Pero nada más allá de la realidad. La vida es simple y somos nosotros los complicados y, al fin y al cabo, los que nos la complicamos.
Imaginemos algunas de las tribus que todavía sobreviven en zonas como, por ejemplo, el Amazonas. No necesitan mucho para vivir. De ellos podríamos decir que tienen vidas simples: viven en pequeñas comunidades, se cuidan los unos a los otros, tienen tareas asignadas claras, tienen comida, etc.. Pero nuestro espíritu y ganas de superación reflejada en la Pirámide de Maslow donde se establecen una serie de necesidades a cubrir (fisiológicas, de seguridad, de afiliación, reconocimiento y autorrealización) hacen que dejemos de vivir en pequeñas comunidades, que salgamos al exterior y que aprendamos, disfrutemos, sintamos placer por muchas cosas de las que disponemos o podemos disponer, y en definitiva, que crezcamos personal y profesionalmente.
Pero salir al exterior implica también peligros, amenazas, surgen imprevistos y aparecen problemas o preocupaciones. Algunos no dependen de nosotros; es decir, que un coche se salte el semáforo en rojo y choque contra el nuestro no depende de nosotros, pero enfadarse o molestarse con el compañero de trabajo porque crees o sientes que ha hecho algo mal y que además, eso “te amargue” el día, sólo depende de ti.
Esta semana me decía una clienta: es que con tanto “ruido” no veo las cosas con claridad! Con “ruido” se estaba refiriendo a tantos problemas, dudas, tantas cosas que tenemos por hacer pero que no acabamos de cerrar, tantas llamadas pendientes, decisiones que tomar y caminos que elegir. Esos son los momentos en que, si miramos con distancia, nos damos cuenta de que la vida no es tan complicada sino todo lo contrario. Sólo tenemos que resolver lo que está en nuestras manos:
– ¿Esos problemas dependen de nosotros? Si así es, hagamos algo para solucionarlos.
– ¿Y con esas cosas que tenemos por hacer pero que no acabamos de cerrar? Cerrémoslas de una vez! Hagamos cosas útiles y “finiquitemos” temas que nos preocupan.
– ¿Tenemos llamadas pendientes? Hagámoslas!
– ¿Tenemos que decidir sobre algo? Decidámonos ya!
Tendemos a hacer difícil lo fácil, a complicarnos situaciones que en realidad son más simples de lo que creemos o de lo que queremos ver.
Empecemos a simplificar y sentir que controlamos la situación, será entonces cuando veamos que lo que nos rodea es más simple de lo que parece.
Completamente de acuerdo contigo Nuría. Suelo recordar a mis clientes esa famosa frase de “Usted no tiene un problema, solo tiene una decisión que tomar”, y es que la mayoría de los obstáculos que nos abruman, de las circunstancias que nos agobian y nos estresan suelen ser decisiones pendientes de tomar: ir, no ir, llamar, no llamar, firmar, no firmar, decirlo, callarlo, etc. Incrementar nuestra capacidad para decidir con rapidez y pasar consecuentemente a la acción reduce enormemente esa sensación de agobio y preocupación permitiendo liberar nuestra mente para dedicarla a temas mucho más productivos. ¡Muchas gracias Nuría!
Muchas gracias por tus comentarios, Pilar!
Siempre nos ocurre lo mismo, por no tomar una decisión pasamos los días dándole vueltas a la cabeza, y a la larga eso es peor que tomar la decisión!
Gracias por tus comentarios!
Lo de “salir al ruedo” pensando en las tribus del Amazonas me alegra el día ;-).
Últimamente digo: primero una gestión, luego otra, luego la siguiente… a mayor alivio, más agradecido es el asunto.
Por lo demás, me apunto una idea: procurar no decir “complicado”. Las palabras crean realidades.
Un abrazo
De eso se trata: paso a paso, una cosa y después la otra, sin prisa pero sin pausa.. Como dice un buen amigo y Coach, Luis Pastor, “en la mayoría de los casos, es mas cara la indecisión que el tomar una decisión incorrecta”.
Y gran decisión la tuya, Martha! Procurar no decir “complicado”: el poder de las palabras es demasiado grande para no tenerlo en cuenta.
Muy bueno Nuria, totalmente de acuerdo, los problemas o retos siempre van a estar ahí, son parte de la vida y somos nosotros los que podemos elegir que hacer con ellos y como afrontarlos, muchas gracias por este post, un beso
Gracias por tu comentario, Manuel!
Así es, siempre vamos a tener problemas y retos, pero está en nuestras manos qué hacer con ellos y cómo afrontarlos. Hagamos lo que hay que hacer: “acción inteligente”
Hola Nuria:
Claro que sí, todo es más sencillo, la vida y las decisiones pero la realidad es que lo complicamos todo y si lo vemos fácil, vamos a complicarlo por medio de procedimientos, espera en la toma de decisión, etc. Y nuevamente, nos volvemos a complicar.
Es cierto que podemos y tenemos que decidir lo que depende de nosotros, pero personalmente creo que lo que creemos que no, también depende de nosotros. Porque si el suceso, decisión o situación (causalidad o casualidad) no puede cambiarse si podemos cambiar como aceptarlo y a partir de ahí todo cambia a nuestro alrededor, pues el hombre aprende tanto sufriendo como disfrutando, es una parte del aprendizaje.
Cuídate mucho, saludos.
Muchas gracias, Gonzalo.
Como tú bien dices, tenemos que afrontar lo que depende de nosotros, pero lo que no también! Cómo aceptarlo y cómo adaptarnos.
Buena reflexión!
Nuria, de acuerdo en todo. Pero….qué difícil!!!! y qué simple a la vez!!!: !¡amargarse el día es cosa nuestra!. Justo cuando pensamos que los demás tienen la culpa de todos nuestros males.
1- En mi trabajo me explota el jefe.
2- Los clientes me exigen demasiado.
3- Siempre se me pegan amigos que abusan de mí.
4- Mis novias/os siempre son iguales, siempre aprovechándose de mí.
5- El mecánico me ha cobrado mucho.
6- El recibo de la luz es muy caro
7- Me duele un dedo y tengo que seguir trabajando.
8- Nadie cuida de mí, nadie mira por mí, todo el mundo intenta amargarme la existencia.
Y no piensas que: tienes trabajo (muchos firmarían por la mitad de lo que tú tienes), tienes clientes (que no falten nunca), tienes amigos (de todo, como en botica, pero tienes), tienes novias/os (que te quiten lo bailao), has podido arreglar el coche, has podido pagar la luz…ergo: tienes luz), puedes seguir trabajando porque, por suerte, el dedo no se te ha roto…sólo te duele), seguro que hay alguien por ahí que hace algo por tí, aunque no le veas, porque los que ayudan con el corazón procuran que no se note.
Y SÓLO TÚ TE AMARGAS A TÍ MISMO, si sigues de mal humor con la vida después de todo lo que tienes,
Ah!!! y por si alguno no lo sabe, a los “pupas” todo el mundo procura evitarlos. Así que…..a cambiar el color del cristal con que los que sean así miran el mundo.
Un besito, Nuria, como siempre….genial y oportuna.
Muchas gracias por tu gran aportación Lola. Y cuánta razón! Todos los ejemplos que pones son válidos y seguro que más de uno/a se identifica con ellos.
Muchas veces (aunque no siempre ni todos) nos quejamos “por vicio”, y no nos damos cuenta de la suerte que tenemos de que, en el fondo, nos estén pasando esas cosas.
Un bsito!