Todos y cada uno de nosotros podríamos hacer una lista de personas que conocemos y que “luchan contra sí mismas”. Es decir, por un lado hay personas que se dicen a ellas mismas que no se merecen algo, por otro otras que se repiten que no son capaces de conseguir aquello que tanto desean, algunos cuyo “mantra” es que lo que tienen es lo que se merecen o que ya les va bien con lo que tienen sólo por miedo o pereza a cambiar. Y… ¿cuántos de nosotros nos incluiríamos en esa lista?
Y es que nuestro peor enemigo no es el compañero, el jefe, el vecino, etc. ese puesto número 1 es totalmente de nuestra propiedad: somos nosotros mismos.
Como dice Timothy Gallwey en su libro “El Juego Interior del Tenis”, “No es el adversario externo el que nos derrota sino nuestras propias dudas, nuestro propio miedo y nuestra falta de concentración”. Y es que esto es aplicable no sólo al deporte individual o al de equipo, sino también a cualquier ámbito de nuestra vida.
¿Cuántas personas conocemos que quieren conseguir algo pero se dicen a sí mismas que no pueden? ¿Cuántas personas conocemos que se ponen las barreras a ellas mismas antes de ir a hablar con su jefe por miedo a pedirle un aumento o una tarde libre? ¿Cuántas personas dudan durante años sobre si su pareja es realmente la que quieren? ¿Cuántas personas se quejan de su trabajo, de que querrían dedicarse a otra cosa o trabajar en otra empresa pero atribuyen el problema a que claro, “a día de hoy no hay ofertas de trabajo”? Pero, ¿cuántos de ellos han intentado mover su curriculum, buscar en internet, preguntar a sus contactos, amigos, conocidos, familia,…? Profesional y personalmente, conozco muchos de esos.
Nos derrotamos antes de empezar o en el propio camino, pero no a base de hechos que nos impiden avanzar sino con nuestros propios pensamientos: cuando la duda o el miedo se apodera de nosotros somos incapaces de lograr nuestro objetivo. Y es que en todos los caminos hay barreras, dificultades, problemas, y conseguir algo necesita de perseverancia pero también de motivación, de pensamientos positivos, de ánimo y de empeño. Y eso lo tengo que trabajar cada día con mis clientes de Coaching: cómo conseguir luchar contra su voz interior.
¿No creéis que ya va siendo hora de ponerse las pilas? ¿De luchar contra esa vocecilla interior que nos dice:
– “¿qué haces? Si no vas a poder..”
– “Es que soy incapaz…”
– “Esto es demasiado difícil para mí”
– “No me lo merezco..”
– “No soy lo bastante fuerte, listo, joven, mayor,…”
– Etc.?
¿Os reconocéis en algunas de estas excusas, dudas o pensamientos negativos?
Si quieres triunfar, conseguir lo que te propones, dar un cambio a tu vida, etc. no te quedes mirando la escalera. Empieza a subir, escalón por escalón, hasta que llegues arriba porque:
– Sí vas a poder
– Sí eres capaz
– Quizás es difícil pero no imposible
– Te lo mereces
– Eres lo bastante fuerte, listo, joven o mayor para conseguirlo.
Totalmente de acuerdo contigo en que nuestra principal limitación somos nosotros mismos. Para mi darse cuenta de ello es fácil, lo realmente difícil es superarse a uno mismo para que nuestro yo limitador no gane la batalla…