Lo confieso y entono el mea culpa: últimamente he tenido este blog “abandonado” debido a mi reciente maternidad. Me prometí a mí misma que no hablaría de ello aquí, pero éste y otros hechos aparentemente muy alejados me han hecho reflexionar sobre un tema concreto: la OBJETIVIDAD.
En estos dos meses como madre primeriza me he dado cuenta de que he perdido por completo el sentido de la objetividad en lo que a mi hija respecta: si veo a una niña por la calle, si visito a unos amigos que tienen un bebé, etc., surgen las comparaciones odiosas y, por supuesto, la que sale ganando en todas ellas es mi hija. ¿Significa esto que es la más guapa, la más simpática, la más espabilada para su edad? Rotundamente NO, significa que estoy cegada por el “amor de madre” y que, por lo tanto, NO ESTOY SIENDO OBJETIVA.
Por otro lado, en estas últimas semanas el timeline de mi Twitter se ha saturado puntualmente debido a un hecho concreto: la eliminatoria de Copa del Rey entre el Barça y el Real Madrid. Aunque yo no soy muy futbolera, he podido comprobar que gran parte de la gente a la que sigo sí lo es, y además muy apasionada de su equipo. Resulta paradójico cómo, ante una misma jugada puntual, unos y otros tienen opiniones diametralmente opuestas e incluso, a la hora de resumir el partido, lo que unos calificaban como “la justicia del fútbol” o “el triunfo del mimo a la pelota”, otros lo denominaban “la ceguera del árbitro” o “el robo del siglo”.
Ejemplos como estos hay miles pero su origen es común: todos ellos están cegados por la pasión por su equipo o por el odio al contrario y, por lo tanto, NO ESTÁN SIENDO OBJETIVOS.
Este tipo de actitudes me hacen reafirmarme en mi profesión y darme cuenta de la importancia de mis tareas y compromisos como Coach ya que, en la mayoría de ocasiones, hemos de ser nosotros los que desde un punto de vista externo –como observadores privilegiados que somos- hemos de hacer ver a nuestros clientes que su PASIÓN, su DEVOCIÓN o, en otros casos, incluso su ODIO, están nublando su OBJETIVIDAD, llevándoles en muchos casos a realizar comentarios o mantener actitudes que desgasten su vida personal y su relación con los demás.
Nadie dijo que fuese fácil pero esta es mi PASIÓN –eso sí, por suerte de momento no afecta a mi OBJETIVIDAD- y me permite ayudar a la gente a ser más feliz y disfrutar plenamente de la vida que quieren tener.