¿Recordáis la canción de la vuelta ciclista a España del 82: “Me estoy volviendo loco, me estoy volviendo loco, me estoy volviendo loco, poco a poco poco a poco, ….”?
¿Y a quién, muchas mañanas, no le da la sensación de que empieza de nuevo el maratón a ritmo de esa canción?: levántate, dúchate, haz la cama, rápido, un café que no llego, uy! Me quemé, maldito café! Coge el coche, atasco, “venga! moveos!!, llega a la oficina, reunión, al salir hablar con Juan para informarle de la reunión, llamar al proveedor, otra reunión, comida, contestar un mail, (o 2 o, 10, o 100!!), comer y vuelta a la oficina para otra tarde igual y al llegar a casa; la cena, arregla la bombilla, aprovecho para poner una lavadora y la cuelgo y después de cenar te metes en la cama y aún con todo lo que has hecho, sigues con la sensación de: “se me olvida algo, se me olvida algo”…
¿Pero de verdad alguien cree que “esto es vida”?
Sea como sea, nos empeñamos en correr pese a que durante toda nuestra vida hemos recibido inputs de este tipo:
– Vísteme despacio que tengo prisa
– Despacito y buena letra
– Anda despacio si quieres llegar lejos
– Caminante no hay camino, se hace camino al andar (no dice correr, ¿verdad?)
– ….
Nos lo han dicho por activa y por pasiva, pero nosotros nos empeñamos en correr. Y no sólo eso, corremos en lo que hacemos y si podemos hacer más cosas a la vez, mejor que mejor. “Bienvenidos al circo! A continuación el ejecutivo malabarista!!!“
¿Habéis oído hablar del movimiento “slow”? Tiene sus orígenes en la década de los 80, en Roma. Y va ligado al movimiento “slow food”. Hay quienes lo ven como una utopía pero otros lo enfocan más a que, dentro de esta realidad dinámica y cambiante que nos envuelve, debemos vivir de un modo más sano, relajado y sostenible, huyendo de la actividad frenética que nos rodea y ser, de algún modo, más humanos y solidarios.
Pues seamos más humanos y solidarios con nuestras vidas y con nuestras decisiones. A lo largo del día no paramos de decidir cosas de forma rápida (llamémoslas “fastdecisions” por asemejarlas al “fastfood”) lo cual nos enorgullece por lo resolutivos que podemos llegar a ser, pero a veces y sobre todo en lo que atañe a nuestra vida, ¿no creéis que nos merecemos algo más de tiempo para decidir sobre ella? ¿Sobre pasar más tiempo con nuestra familia? ¿Con tomarnos un café sentados con nuestros amigos? ¿Con salir a pasear sin Blackberry, Iphone o similar? ¿Con dedicarle más tiempo a nuestros hijos?
Para conseguirlo sólo nos queda reducir la velocidad….Parafraseando a Bruce Lee: Be slow, my friend 🙂
Por cierto, os recomiendo no escribir un post escuchando la canción “Me estoy volviendo loco”; si lo probáis entenderéis por qué.