Hace pocos días un cliente me dijo una frase muy interesante durante su sesión de coaching ejecutivo.
Tengo que decir de él que es una persona muy coherente y cercana. Un buen gestor de recursos y un mejor gestor de personas. Es de esas personas que son buenas y comprensivas, de las que dirían frases como la que continuación os desvelaré y que tanto me ha hecho reflexionar.
Hablamos de un directivo con unas 55 personas a su cargo y quien me dijo algo tal que así:
“Nuria, yo cuando no entiendo el comportamiento de alguien siempre pienso que no tengo toda la información que tiene él, sea cual sea su comportamiento”.
Wow!!! Eso es todo lo contrario de lo que solemos hacer cuando:
– alguien nos habla mal
– alguien nos mira mal
– se dirige a nosotros de una determinada forma
– etc.
Siempre tendemos a enfadarnos o molestarnos por lo que ha dicho o hecho o por lo que no ha dicho o no ha hecho. Siempre valoramos a los demás bajo nuestro propio prisma y con la información que tenemos según cubra o no mis expectativas, si hace lo que yo haría y como lo haría en esa situación. Pero claro, me olvido de que las situaciones son diferentes según donde estemos: el río se ve diferente si lo miro desde una orilla, desde la otra, si navego sobre él o si estoy buceando.
Un ejemplo muy claro es cuando alguien en la empresa (aunque podría ser en cualquier ámbito) hace lo que sea por mantener supuesto. Nos referimos a, lo que comúnmente llamamos pelotear, o incluso hasta el punto de fastidiar a los demás. Eso lo criticamos porque afecta a mi persona, afecta a mi ego, porque no lo entiendo o porque yo nunca lo haría.
¿Os dais cuenta que siempre hablo en primera persona?
– no lo entiendo
– yo nunca lo haría
– no me gusta que me digan eso
– etc.
Pero no solemos pararnos a pensar cuáles son las razones por las que, en ese ejemplo concreto, esa persona tiene miedo a perder su puesto o a que le despidan; no sabemos lo que ha vivido anteriormente en otras empresas, no sabemos lo que le han dicho sus superiores, no tenemos información de las razones por las que actúa así.
Aunque la mala educación o el maltrato no están justificados, ¿qué tal si de vez en cuando dejamos de ser el ombligo del mundo e intentamos buscar o simplemente entender que la persona que nos habla de una determinada forma le sucede algo de lo que no tengo la información?