TENGO LA SENSACIÓN DE QUE…

Estamos rodeados de señales.

Desde una nube gris que nos está avisando de que va a llover hasta una lucecita del coche que nos indica que algo no funciona o que nos quedamos sin gasolina y por lo tanto, debemos parar a repostar.

En nuestro cuerpo sucede lo mismo. Continuamente tenemos señales físicas sobre algo que nos sucede. Si estoy comiendo y siento dolor en mi estómago, dejaré de comer; si me duele la rodilla sabré que es recomendable dejar ese partido de pádel para otro momento.

Las señales están y nos alertan de algo y, en general, tendemos a reaccionar ante las mismas como avisos o indicadores de que algo no va bien.

Pero.. ¿cuántas veces has tenido la “sensación” de que estabas haciendo algo que realmente no te apetecía hacer? ¿O la sensación de que algo “falla” en tu vida pero la inercia te lleva a seguir igual?

La RAE (Real Academia Española) define sensaciones como impresiones, presentimientos o corazonadas. Pero en realidad, “tener la sensación de” es una señal. Intuitivamente sabes que algo no va bien o al menos, que no nos produce bienestar. Pero a diferencia de lo que hacemos con la lucecita del coche o con el dolor de rodilla que suelen llevarme a actuar, a tomar una decisión sobre cómo responder a esa señal, tendemos a obviar, a esconder e incluso, a veces, a anular ese tipo de sensaciones, esas señales inequívocas de que algo me sucede.

Así que esta vez te invito a que te escuches, a que prestes atención a esas sensaciones que te están dando más información de la que crees. A que averigües qué información te dan y a que tomes una decisión al respecto. Porque ese es el siguiente paso; una vez percibo esa sensación (señal) e identifico qué es, sólo me queda tomar la decisión. Y es que no es fácil, pero pregúntate lo siguiente:

¿Durante cuánto tiempo estás dispuesto a seguir “teniendo la sensación” de que algo no va bien y no actuar al respecto?

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